Por Mari Montes
Effa, con un vestido y una gorra de béisbol de los Newark Eagles, aprende cómo sostener un bate (circa 1938). Fotografía tomada del blog de la compañía ebbets.com.
Si en 2021 es noticia que una mujer sea gerente general de un equipo de Grandes Ligas, por ser la primera en toda la Historia, imaginemos cómo debió ser, a mediados del siglo XX, que una dama llevara los contratos de los jugadores, al tiempo que administraba las finanzas y el mercadeo de un equipo de la Negro League. Su presencia impactó en aquellos días de segregación, en los que debía lidiar con las dificultades propias de conducir un equipo, siendo una mujer criada por un padre afroamericano.
Fue una figura destacada en los últimos años del esplendor de las Ligas Negras, cuando comenzó la integración, luego del debut de Jackie Robinson en 1947 y la migración de los mejores talentos a las Grandes Ligas, lo que mermó significativamente los ingresos de los equipos que integraban el circuito de jugadores de piel negra.
Ella fue Effa Manley, la primera y única mujer que tiene una placa en la galería de inmortales del Salón de la Fama de Cooperstown.
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