
Por Elizabeth Fuentes en La Gran Aldea
Como un judío tocando piano ante los nazis para salvar el pellejo, el “diputado” José Brito será ahora el encargado de destruir -porque esa es la idea- a quienes lo llevaron a donde está.
Como si semejante desvergüenza fuese poca, al “Presidente de la comisión especial que investigará a la Asamblea Nacional 2016-2021” también le regalaron la Vicepresidencia de la Comisión de Contraloría, chiste que se cuenta solo dada su amplia experiencia no solo en viajar a Europa derrochando el dinero que les facilitó la joya de Alex Saab para que lo ayudaran a lavarse la cara (como han demostrado hasta el cansancio decenas de investigaciones periodísticas), sino que promovió la “Operación Alacrán” destinada a comprar diputados en la Asamblea Nacional que luego asaltó para imponer como Presidente a su amigo de lujos y derroches, Luis Parra, para finalmente recibir las siglas del partido que le regaló el Tribunal Supremo de Maduro.
Ahora, José Brito tiene que pagarle al Gobierno los favores recibidos, incluyendo este último de regalarle la diputación de una Asamblea donde a nadie le consta que sacó lo suficiente para estar allí. Un parapeto que tomaron por asalto sus amigos del PSUV, como las hordas de Donald Trump, y al que ningún gobierno decente reconoce porque fue el resultado de una trampa monumental. A cambio, ahora el Gobierno le exige que delate a los suyos, que los “investigue” hasta descubrir que los diputados salientes son peores que el propio Brito, Parra y su banda de indecentes contando dólares escondidos en un baño o rodeados de bolsas de Prada en alguna acera de Madrid. Ahora le toca utilizar el viejo truco de “allá va el ladrón” que grita el ladrón cuando lo persiguen.
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