
Por Jorge Carrión
Es escritor y crítico cultural.
BARCELONA — Uno de los espectáculos más fascinantes que se han podido ver este año ha llegado desde el mundo de la moda y ha sido enteramente digital. A finales de septiembre, Moschino presentó la colección de la temporada Primavera/Verano de 2021 en un vídeo de siete minutos pensado para Instagram y protagonizado por marionetas. Jeremy Scott —el director creativo de la marca— hizo desfilar a los títeres con reproducciones en miniatura de los nuevos diseños. Inspirada en los primeros desfiles de la historia de la alta costura, el cruce de viejas artesanías con nuevos formatos producía una experiencia memorable.
En otros dos de los mejores objetos culturales vagamente identificados —esas obras sobre todo digitales que escapan de los géneros canónicos— de 2020 observamos la misma capacidad de diálogo, adaptación y mutación.
Escenario 0, la excepcional propuesta de las actrices y dramaturgas Irene Escolar y Bárbara Lennie para HBO España, genera una nueva forma narrativa a través de la adaptación de obras de teatro a códigos audiovisuales. Y en los“bioclassics”, Sheila Blanco ha vuelto virales las biografías cantadas de los grandes compositores de la historia.
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