
Por Sapna Maheshwari
Antes de la pandemia, dijo Rebecca Rittenberg, una mujer de 28 años que trabaja en el área de ventas publicitarias de Google en Nueva York, una de las cosas que más le gustaba de ir a la oficina era “llegar con ropa profesional y a la moda”.
Un elegante par de pantalones, blusas coloridas o estampadas, sacos, faldas, vestidos, botas de tacón y zapatillas de diseñador formaban parte de su vestuario, que utilizaba para expresar su personalidad y estar a la altura de sus elegantes colegas del mundo de la publicidad.EL TIMES: Una selección semanal de historias en español que no encontrarás en ningún otro sitio, con eñes y acentos.Sign Up
Ahora, después de ocho meses de trabajar desde casa, y cuando Google ha dicho que los trabajadores no tendrán que volver a asistir en persona hasta el próximo verano, por lo menos, una gran parte de esa ropa ha sido donada y reemplazada. La nueva definición de Rittenberg de “ropa de trabajo” incluye chaquetas y ropa deportiva de cachemira, cintas para la cabeza y otras prendas acogedoras que forman parte de la categoría “saludable punto medio” entre las pijamas y los sacos.
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