
Antes de subirse al bote en el que realizaría ese cruce clandestino, Shafiulla llamó a sus familiares en Afganistán para decirles que estaba en camino hacia Europa y que se encontraba bien.
Esa fue la última vez que supieron de él.
La embarcación que los traficantes habían escogido para llevar este cargamento humano -de al menos 32 afganos, siete paquistaníes y un iraní- se hundió en el lago Van, en Turquía, el pasado junio.
Y todavía no se han encontrado sus restos.
Las autoridades turcas le dijeron a la BBC que algunos de los cuerpos podrían estar a unos 100 metros de profundidad, lo que haría bastante difícil recuperarlos.
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