Adrián recorrió dos CDI, cuatro hospitales y varias clínicas privadas buscando que aceptaran a su papá con una insuficiencia respiratoria moderada-grave por COVID-19. No conseguía cama, no había unidad de cuidados intensivos (UCI) o era muy costosa la hospitalización. Aquí te contamos su historia.
Caracas. “Papá, ¿estás respirando bien?”, preguntó Adrián*. “Sí, hijo, tranquilo, estoy bien”, le respondió Manuel*. Los dos tenían una tos leve, pero estaban haciendo los trámites para ayudar a conseguir un centro de salud que atendiera al tío Alberto*, que estaba infectado de COVID-19, así que la atención estaba desviada.
Adrían no se había dado cuenta de que su papá estaba empeorando con los síntomas del virus por la adrenalina que ya tenían al tratar de ayudar al tío Alberto. Manuel se estaba ocupando de llamar y hacer las averiguaciones para conseguirle una cama a su hermano. La tos y la dificultad para respirar no cedían.
Lee más en Crónica Uno