
Por ANTONIA LABORDE en El País
El periodista Omar Jiménez y su equipo de la CNN personifican las dificultades a las que se enfrenta la prensa para cubrir las protestas en contra del abuso policial racista en Estados Unidos. Jiménez, el cámara y el productor fueron detenidos el pasado viernes mientras transmitían en directo desde Mineapolis, el epicentro de los reclamos. A pesar de que el reportero le preguntó al oficial adónde quería que se movieran y que, evidentemente, estaban cubriendo la noticia, los agentes los retuvieron por más de una hora argumentando que no sabían que eran prensa. A la noche siguiente, dos de los tres involucrados del equipo, recibieron impactos de balas de goma. Los ejemplos de periodistas heridos mientras trabajan se han multiplicado a lo largo del país desde que comenzaron las manifestaciones en honor a George Floyd, el afroamericano muerto bajo custodia policial.
Como es previsible en disturbios y aglomeraciones, algunos reporteros han recibido gases lacrimógenos o balas de goma en medio del caos. Pero ya se han reportado decenas de casos en que han resultado heridos, atacados o han sido detenidos después de identificarse ante los agentes como personal de prensa. Antes de que estallaran el pasado martes las protestas en Minnesota, la policía solo había detenido a 43 periodistas en los últimos tres años mientras cubrían manifestaciones, 37 de ellos en la toma de posesión del presidente Donald Trump en enero de 2017, según dijo Joel Simon, director ejecutivo del Comité para la Protección de Periodistas, a The Washington Post.
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