Por Ramón Guillermo Aveledo en Últimas Noticias
En este tiempo venezolano de agudos problemas sociales y cuando la producción de alimentos y en general la vida en el campo muestra un panorama tan dramático, es oportuno recordar con reconocimiento agradecido la obra de grandes compatriotas como Víctor Manuel Giménez Landínez en el centenario de su nacimiento. Su vida es testimonio de lo mucho que la voluntad y la inteligencia deben y pueden hacer, aún en medio de las más exigentes dificultades.
Nació el 1 de abril de 1920 en Urachiche, en el verdísimo valle del Yaracuy, tierra bendecida por el agua que riega la fertilidad de su suelo. Abogado por la UCV donde funda los estudios de Derecho Agrario y dicta clases por veinte años.
Profesor también en UCAB y en las universidades de Roma, Florencia y Varsovia. Presidente del Instituto Agrario Nacional y del Central Río Turbio en el primer gobierno de Rafael Caldera, de quien fue amigo leal y del Fondo de Crédito Agropecuario con Luis Herrera Campíns, su compañero y admirador.
Había sido Embajador en Italia y luego experto en la FAO, Director del Programa de Desarrollo Agrícola y Reforma Agraria de la OEA y miembro del Instituto de Derecho Agrario Internacional Comparado en Florencia.
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