“Dije a los críos que el sonido procede de pistolas de juguete. No es algo aterrador, sino divertido”, ha relatado el progenitor a un medio inglés
La única diferencia con la galardonada obra de Roberto Benigni es que esto es real: suena un estruendo sobrecogedor en Saraqib y la pequeña de tres años Salwa estalla en una carcajada. Junto con su padre, Abdullah, han inventado un juego para evadirse de “un nuevo nivel horripilante” de la guerra, en palabras del delegado de la ONU para Asuntos Humanitarios.
“Los niños están pasando por un trauma psicológico debido a los bombardeos constantes. Busqué una forma de hacer de estos bombardeos una razón para la felicidad”, explica el progenitor, de 32 años, al medio The Independent. “Dije a los críos que el sonido de los bombardeos procede de pistolas de juguete. Y no es algo aterrador, sino divertido. Ella cree que los bombardeos son de pistolas de juguete”.
Esta ha sido la única forma de burlar la realidad para estos supervivientes de la salvaje guerra de Siria, recién desplazados de Saraqib a Sarmada, en la provincia de Idlib, debido a los avances de las fuerzas oficialistas. “No queremos más ataques. Nos contentamos con poder vivir bajo un toldo y procurarnos algo de comida”, sentencia el padre.
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