Gatopardo |Resistencia en el Amazonas, un ensayo fotográfico de Nicola Ókin

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Piatsaw es un testimonio de las diferentes formas de resistencia de los pueblos originarios de la Amazonia ecuatoriana, en tiempos de crisis ambiental en el mundo. Hoy estos pueblos viven amenazados por las continuas concesiones a empresas extranjeras para las actividades de extracción de cobre, oro y petróleo (además de la deforestación). No solo acabarían con la selva, sino que los nativos perderían territorios fundamentales como son la identidad y las tradiciones.

Una mujer se asoma a la ventanilla de una avioneta que acaba de aterrizar en la comunidad de Morete, en territorio zápara, en el corazón de la Amazonia ecuatoriana. Llegó hasta acá para ver el acontecimiento. Porque el aterrizaje de una avioneta es un evento especial: significa el único contacto que tienen con el mundo moderno. Ella vive en un territorio rodeado de miles y miles de hectáreas de selva primaria, por lo que llegar por los aires es la mejor opción para quien se atreve adentrarse. Ante la falta de carreteras, trasladarse a pie implicaría un largo camino de una semana por zonas lodosas. La falta de caminos es una suerte de bendición para los pobladores, una manera para mantener el control y preservar su territorio.

Una lancha viaja por el río Bobonaza, en las cercanías de la comunidad de Sarayaku, al interior de la selva amazónica. Es el único acceso por tierra para ingresar a la zona. Sarayaku se opone a la construcción de carreteras terrestres, una manera de evitar la deforestación y mantener el control del territorio contra la llegada de intrusos, como empresas petroleras y militares (comunidad de Sarayaku, Pastaza).

Franco Viteri Gualinga, de 49 años, en la pista de aterrizaje del pueblo originario kichwa de Sarayaku. Fue elegido presidente de Tayjasaruta de 2001 a 2003, luchando contra la extracción petrolera. En su periodo, lograron expulsar a la empresa argentina CGC, ya que no fueron consultados, violando derechos constitucionales y humanos. El pueblo Saraku, logró interponer una demanda en contra del Estado ecuatoriano, del que se derivó el caso ante la CIDH, del cual tuvieron el histórico triunfo en 2012. A la fecha se espera cumplimiento de la sentencia (comunidad de Sarayaku, Pastaza).

Fue hace cuatro años, cuando el fotógrafo italiano Nicola Ókin decidió adentrarse llevando su cámara. Buscaba, principalmente, reconstruir la historia de la disputa entre Ecuador y Perú, que ocurrió en 1995, la Guerra del Cénepa, por la frontera entre ambos países. El conflicto llenó de minas la región; se registraron 120 víctimas a causa de las minas en Ecuador, entre 1995 y 1999, de acuerdo al Departamento de Estado de los Estados Unidos de América. Ókin observó cómo estos pueblos viven en constante resistencia contra la amenaza de las actividades de extracción de cobre, oro y petróleo por parte de empresas transnacionales. Las poblaciones indígenas shuar, kichwa, zápara, kofán, shuar, achuar y siona luchan amagados por las continuas concesiones a extranjeros que amenazan con destruir no sólo su ecosistema, sino también su identidad (que para ellos está estrechamente conectado con el territorio) y tradiciones.

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