En un palacio que según algunos dicen está ocupado por conspiradores, oportunistas y malhechores, el presidente venezolano Nicolás Maduro podía al menos contar con la lealtad de un hombre: el Gen. Manuel Ricardo Cristopher Figuera.
El musculoso hombre de 55 años cargaba el sello rojo de los verdaderos creyentes de la revolución, cultivado durante una década como jefe de seguridad de Hugo Chávez, el padre del estado socialista de Venezuela y mentor de Maduro. Estudió el arte de la inteligencia con los maestros de la Cuba comunista. Llegó al clímax de su poder en octubre, con su nombramiento como cabeza de la policía de inteligencia de Maduro: la temida SEBIN.
Y mientras Juan Guaidó, el líder de la oposición respaldado por EE.UU., anunció su levantamiento para sacar a Maduro el 30 de abril, Figuera surgió como un conspirador sorpresa y, mientras el levantamiento fallaba, como un hombre repentinamente corriendo por su vida a las manos de operadores de EE.UU. en la vecina Colombia.
Lee más en The Washington Post