Por Erick S. González Caldea en Proiuris
A las 3:30 am, José González, de 30 años de edad, estaba durmiendo con su esposa y su hija de 8 años. El sueño de la familia fue interrumpido por los golpes a la puerta del hogar, ubicado en el barrio Nuevo Horizonte de Catia. Eran funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) que realizaban un operativo en búsqueda de presuntos delincuentes.
Los oficiales del cuerpo élite de la Policía Nacional Bolivariana llegaron sin una orden de cateo. Tampoco estaba presente un fiscal del Ministerio Público para supervisar la inclusión en la vivienda. Sacaron a la esposa e hija de González y las encerraron en la casa de uno de los vecinos. Luego le dispararon al hombre en el pecho.
“Lo sacaron de la casa y lo tiraron en la calle. Allí le dispararon. Se lo llevaron al hospital Periférico de Catia, pero ya estaba muerto”, aseguró uno de los allegados de la víctima, que pidió no publicar su nombre por miedo a represalias.
Señaló que a González lo estaban acusando de ser un azote de barrio. “Él no era ningún delincuente. Trabajaba honradamente como pintor junto a un vecino. Toda su vida lo hizo. Realmente desconozco porque lo mataron así”, afirmó.
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