Por VÍCTOR SALMERÓN en Prodavinci
ACARIGUA, Portuguesa.- Una delgada carretera de tierra y a los lados, campos de arroz que tejen una alfombra verde que roza el horizonte. Todavía no es mediodía, pero la lámina de agua que riega los cultivos desprende una vaharada hirviente que se mezcla con el sol y un cuarteto de garzas inicia el sobrevuelo mientras Carlos Landaeta observa su plantación con cara de preocupación.
Cada palmo de estas fincas del estado Portuguesa, “el granero de Venezuela”, produce arroz en generosas cantidades, pero la superficie sembrada se encoge a un ritmo implacable.
Carlos Landaeta es ingeniero agrónomo, posee 260 hectáreas desde 1982 y cuenta que en el ciclo de lluvias de 2018 solo sembró la mitad y en el verano apenas 60 hectáreas “que pronto estarán en tiempo de cosecha, pero una maleza muy agresiva está devorando el arroz: no conseguimos a tiempo los herbicidas para combatirla”.
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