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CÚCUTA, Colombia — El primero de una ola de desertores fue un sargento de la Guardia Nacional de Venezuela: cruzó la frontera a Colombia a principios de febrero y declaró que ya no apoyaba al presidente Nicolás Maduro.
“Comemos diariamente arroz y caraotas, poco a poco”, comentó el sargento, Harry Solano.
Desde entonces, al menos 350 elementos más de las fuerzas armadas se han unido a Solano y han cruzado por montones la frontera en busca de asilo, según el gobierno colombiano. La mayoría vino durante el fin de semana, después de que Juan Guaidó, líder opositor que se declaró presidente encargado de Venezuela, hizo un llamado al ejército para que se uniera a su esfuerzo para debilitar el poder de Maduro y romper el bloqueo de la ayuda humanitaria.
Aunque las deserciones no son buenas noticias para Maduro, tampoco son lo que la oposición esperaba.
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