Por Ibsen Martínez en El País
El año ha sido, para muchos en nuestra América, y entre ellos me cuento, el año mexicano.
De allá no han cesado de llegarnos motivos de alarma, de reflexión y júbilo. Pocas veces se han sentido circular tan reciamente en nuestra región, a propósito del trance histórico que atraviesa México, los aires de familia que discurrió Monsiváis al escribir sobre nuestras culturas.
Aquí en nuestra casa, el año comenzó con “México Bizarro”, de Julio Patán y Alejandro Rosas, un libro inclasificable, hecho de risa trágica y atinado juicio historiador; un aleph que guarda rutilantemente todo lo que con México compartimos los latinoamericanos. En el equipo mínimo de quien desee poner algo en claro sobre la región más transparente, “México Bizarro” complementa lo mejor de Jorge Ibargüengoitia, y ya eso es mucho decir.
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