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Comenzó durante una clase de yoga. Sintió un jalón extraño en el cuello, una sensación absolutamente desconocida para ella. Su amiga sugirió que fuera a urgencias de inmediato. Resultó que estaba teniendo un ataque cardiaco.
La paciente no encajaba en el estereotipo de una persona con probabilidades de padecer un ataque cardiaco. Hacía ejercicio, no fumaba y cuidaba su alimentación; sin embargo, al revisar su historial médico, descubrí que sus niveles de colesterol estaban elevadísimos. Le habían recetado estatinas para reducir el colesterol, pero nunca surtió su receta debido a las cosas terribles que había leído en internet acerca de estos medicamentos. Fue víctima de un padecimiento que está convirtiéndose a toda velocidad en una pandemia de la era moderna: las noticias médicas falsas.
Aunque la desinformación ha sido objeto de gran atención en el ámbito político, la desinformación médica podría provocar bajas aún más numerosas. Como sucede con las noticias falsas en general, las mentiras médicas suelen tener mayor alcance en internet que las verdaderas y tienen repercusiones bastante reales.
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