Confraternizar, discutir y compartir con pasión

Por Pablo Antillano

El Caracas Press Club nació en un momento crucial de la vida gremial del periodismo venezolano, en la que se definía la profesión misma y se actualizaba poniéndose en sintonía con lo que ocurría mundialmente. En ese entonces una facción muy conservadora del CNP pretendía que el ejercicio profesional debía ser realizado exclusivamente por colegiados y egresados de las escuelas de periodismo, mientras la vida real de la profesión era enriquecida por personalidades provenientes de diversos campos que ejercían la comunicación y el gran periodismo desde la dirección y edición de los periódicos, desde el reporterismo y la investigación no colegiada.

Paralelamente existía una necesidad irresistible por el intercambio y la interacción entre comunicadores que no tenía espacio, ni energía, en el CNP. Recuerdo el entusiasmo que le ponían al debate Quirós Corradi, Álvaro Benavides y Pedro Espinoza, secundado por la calidez de Felipe Llerandi, Fernando Delgado, Luisita Barroso y Soledad Mendoza, todo apoyado en la formidable información de Nelson Bocaranda, la densidad de Pedro Nikken, Moises Naim e Ibsen Martínez, y la sagacidad de Laurentzi Odriozola y Lucy Gómez, todos ansiosos por la discusión fructífera, inquietos por la falta de debate de otras épocas.

Pero las locomotoras fueron Liana Pérez y Gisela Provenzali que le inyectaron una vida de locos que se desató por todo el mundo: con su dedicación conseguimos local, intercambios con líneas aéreas y firmas comerciales, en medio de una intensa y continua festividad. Entre todos entonces interrogamos a las personalidades, guardamos con celo los off de récords en los gatos negros, viajamos por varios continentes , entramos a la Casa Blanca y al Quai Dorsay, a la RAI y a los grandes medios del planeta, combinando la política y la información privilegiada con el savoir faire y el placer de vivir , que contó con finos asesores como Ben Fihman, Pedro Espinoza, Luis García Mora, Sergio Dahhar, Chepita Gómez, María Teresa Arbeláez, Valentina Quintero….y tantos otros colegas y amigos fraternos.

Hoy el Club ha crecido enormemente, nutriéndose siempre de los mejores. Muchas cosas han cambiado pero no las esenciales, las que le dieron vida. Los periodistas necesitan confraternizar, discutir y compartir con pasión, y con la alegría de vivir.

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